Irlanda.
Tierra de innumerables castillos y fábulas asombrosas.
Os
invito a recorrer su capital, Dublín, con sus
abarrotadas calles, y continuar por Connemara,
situada entre la cordillera de Twelve Bens y el Atlántico, Irlanda al natural,
y respirar el aroma de la flor de montaña de Connemara.
La ciudad de Galway, una de las más atractivas de Irlanda. La
ciudad de Cork, subir los 126 escalones que
llevan a lo alto de la iglesia de Santa Ana, donde tirar de las
cuerdas de las campanas, mientras te entretienes con el divertido humor de sus
habitantes. La Medieval ciudad de Kilkenny,
donde visitar el famoso castillo normando o la escalofriante Abadía Negra.
Recorrer el condado de Clare y sorprenderte con la verticalidad de Los
Acantilados de Moher (fondo de paisaje de películas como Harry Potter y el
misterio del príncipe y La princesa prometida) o El dolmen de Poulnabrone, un antiguo
enterramiento del periodo neolítico, que se encuentra en el Burren. Irlanda es
un país asombroso con gente maravillosa.
Dublín.
Como
mínimo divertido, pasear por las congestionadas, grises y mojadas calles de
Dublín (Hasta en verano, no te puedes olvidar del chubasquero y una cazadora)
dónde cada puerta de cada edificio de ladrillo es de un color diferente.
Según
la guía, solo hace falta media hora para recorrer Dublín y ver todos los
lugares importantes. Yo, desde luego, prefiero recrearme mucho más tiempo en
cada lugar que visito. Lo mejor de Dublín y de Irlanda en general, son sus
pubs, tanto si te gusta la cerveza como si no. El
ambiente es genial. Gente amable, cálida y música en directo. Por algo
la llaman “la ciudad de las mil bienvenidas” No te puedes ir de Dublín sin entrar
en alguno de sus pubs. Los irlandeses tienen un carácter parecidísimo a los
valencianos, casi diría que hablan cantando también. La misma voluntad
humanitaria y el mismo estilo de humor, un pelín irónico, ¡No saldrás de un pub
irlandés sin haber hecho amigos nuevos!
Por
recomendar alguno, el más centenario, El Temple Bar
está situado en el barrio que lleva el mismo nombre, en
el centro de Dublín, en una zona con calles adoquinadas y edificios del
siglo XVIII donde es posible ver actuar a titiriteros, juglares y músicos que
con sus actividades dan a este barrio un ambiente festivo permanente, creando
una atmósfera muy particular.
Saint Patrick's Cathedral.
Preciosa
catedral, junto al Patrick's Park y el cementerio con sus cruces celtas,
realizada totalmente en piedra. Es colosal.
Muchos
personajes históricos están enterrados allí como Jonathan Swift (escritor de “Los
Viajes de Guilliver”) también hay varios monumentos conmemorativos dedicados a
soldados caídos en diferentes contiendas.
Al
sur del rio Liffey se encuentra el Castillo
antiguamente utilizado como lugar de asentamiento de los vikingos. Luego fue
fortaleza militar, residencia real, sede del Tribunal de Justicia Irlandés, y
sede de la Administración Inglesa en Irlanda. El Castillo de Dublín es
utilizado, hoy en día, como lugar para la celebración de las recepciones
estatales. Situado en pleno corazón de la ciudad, es visita obligada.
Zona de compras: al norte y al
sur del río Liffey. Y digo al norte y al
sur del rio porque el Liffey atraviesa Dublín de oeste a este hasta desembocar
en el Mar de Irlanda. Aunque visto lo que vi, entiendo que a los dublineses no
les parece muy interesante la moda, sí que es interesante pasear por Grafton Street.
Situada
entre la Universidad Trinity College (con edificios que datan del siglo XVI,
cuya visita es muy interesante) y el parque St stephens Green. Grafton Street es una de las calles peatonales más
importantes y concurridas de la ciudad. Llena
de tiendas y centros comerciales. La avenida donde están las marcas de ropa más
reconocidas, desde las más caras hasta las más baratas, así que, hay para
elegir. Siempre hay shows de artistas callejeros, músicos, etc…creando un
ambiente especial. Allí puedes encontrar buenísimas creperías y puestos de fish
and chips (El fish and chips es una comida típica de las Islas Británicas)
Podríamos
definirlo como el Disney Land de la Guinness. Te lo cuentan todo, desde cómo se
elabora la Guinness hasta su historia y otras cosas del mundo de la cerveza.
Pero además te enseñan a degustar la Guinness y a tirar tu propia pinta que,
por supuesto, después podrás beberte en el Gravity Bar. Eso sí, la visita te
ocupa unas dos o tres horas, así que hay que planificarse el día ¡La terraza
tiene una vista panorámica impresionante!
Yo
visité Limerick, cuidad fundada por vikingos en el siglo IX, un año después de
que el irlandés Frank McCourt, pusiera a la ciudad en el mapa tras ganar el
Premio Pulitzer con su novela “Las cenizas de Ángela”. Y ya había un recorrido
oficial por la ciudad llamado “Las cenizas de Ángela” (jeje, el que no corre,
vuela) el cual realiza una excursión por los lugares destacados de la novela.
Descubrí en Limerick una ciudad bulliciosa con una hermosa arquitectura georgiana. Su maravilloso mercado en Cornmarket Row, el Milk Market, lleno de color, divertido, enérgico, con restaurantes temporales que se abren para eventos especiales, alimentos de producción artesana, antigüedades, música y arte…para perderse durante horas (Inevitable llevarse de souvenir un Leprechaun, una criatura de la mitología irlandesa relacionada con las hadas. Quizá para que te dé suerte…)
Descubrí en Limerick una ciudad bulliciosa con una hermosa arquitectura georgiana. Su maravilloso mercado en Cornmarket Row, el Milk Market, lleno de color, divertido, enérgico, con restaurantes temporales que se abren para eventos especiales, alimentos de producción artesana, antigüedades, música y arte…para perderse durante horas (Inevitable llevarse de souvenir un Leprechaun, una criatura de la mitología irlandesa relacionada con las hadas. Quizá para que te dé suerte…)
Y
luego entrar a algún pub o café a tomar una “Pinta” o un “Black Coffee”
Algo que me resultó chocante es que los pubs irlandeses a toda hora están llenos, por las mañanas con ancianitas tomándose sus Guinness o sus pintas, lo vi mientras yo me tomaba mi black coffe del desayuno. Por la tarde por jóvenes estudiantes. Después del trabajo, se reúnen los compañeros de profesión a tomarse una o dos pintas antes de volver a casa. Y hacia las ocho o nueve de la tarde, después de cenar se reúnen en el pub a charlar y beber…por lo que siempre hay ambiente.
Algo que me resultó chocante es que los pubs irlandeses a toda hora están llenos, por las mañanas con ancianitas tomándose sus Guinness o sus pintas, lo vi mientras yo me tomaba mi black coffe del desayuno. Por la tarde por jóvenes estudiantes. Después del trabajo, se reúnen los compañeros de profesión a tomarse una o dos pintas antes de volver a casa. Y hacia las ocho o nueve de la tarde, después de cenar se reúnen en el pub a charlar y beber…por lo que siempre hay ambiente.
En
el corazón medieval de la ciudad, con vistas al rio, está El Castillo del Rey Juan. Uno de los castillos
medievales mejor conservados de Irlanda. Es relajante dar una vuelta por el
precioso paseo al margen del rio Shannon con bancos para sentarse y disfrutar
de la vista de sus aguas y el paisaje. Aunque, te voy a contar lo que me
aconteció una mañana a la hora del lunch…Estaba almorzando con otros monitores
(porque a Irlanda me fui de monitora de un grupo de alumnos del Colegio Iale) y
a eso de las 12 del mediodía, cuando la marea estaba baja, divisé un bulto encallado
en el islote central que bifurca el rio. Dejé a un lado el sándwich que estaba
comiendo y pregunte: ¿Qué es eso? Un saco, una piedra… ¡Un hombre! Hicimos fotos, avisamos a la policía (nos
informó que el día anterior un hombre se había precipitado a las aguas del rio
y andaban buscándolo desde entonces) y a continuación, ni cortos ni perezosos,
nos fuimos al periódico local por si les pudiera interesar, donde revisaron
nuestro carrete de fotos y nos las compraron por unas pocas libras…Así que al día
siguiente, cuando dieron la noticia del hallazgo, la foto que salía al lado era
nuestra.
Ya
puestos a contar anécdotas…Una de las noches, fuimos a un pub del centro de la
ciudad a pasar un rato y en el sótano del local se encontraban los billares. Esperamos
a que los chicos que estaban jugando se fueran y ocupamos la mesa, y para
suerte nuestra nos habían dejado una moneda de 20 peniques ¡justo lo que
costaba una partida! Así que la metimos en la ranura, sacamos las bolas y nos
pusimos a jugar. Minutos más tarde
llegaron tres gigantes irlandeses con apariencia heavy (pelo largo, camisetas
negras con mangas cortadas, tatuajes, a uno le faltaban varios dientes…) y, muy
serio, uno de ellos pregunta: ¿Where is my coin? (Dónde está mi moneda) Bueno,
bueno…, me comenzaron a temblar las piernas. Solo sé que pensé, ¡de esta no
salimos! ¡Y encima estaban bloqueando la salida!…Pero al instante, y viendo nuestra
cara de desamparo, comenzaron a reír y nos retaron a una partida (A la que no
tuvimos la osadía de negarnos) Mientras, nos explicaron que dejar una moneda en
la mesa significaba que la reservaban para jugar a continuación. (Costumbre que
aprendimos y adoptamos rápidamente) De seguido, tras terminar la partida nos
invitaron a ir con ellos a un local, insinuando que no aceptaban una negativa,
aceptamos. Pidieron dos taxis y le
indicaron una dirección en la parte baja del río (dado que nos habían advertido
de no ir a esa zona del rio por la noche…comencé a transpirar por todos los
poros de mi piel) mis compañeros y yo nos mirábamos recelosos. (He de decir que
me escondí mi dinero dentro del calcetín, entre mi pie y el zapato…sin pensar
que, que me robaran era lo mínimo que me podía pasar…Llegamos a un edificio de
ladrillo rojo envejecido que tenía un farolito encendido iluminando una puerta
lacada en un rojo brillante. Bajamos del taxi, ocultando nuestra angustia, acompañados por aquellas
tres moles. Uno de ellos llamó a la puerta. Ahí, he de confesar que, pensé, ¡Ay,
dónde nos hemos metido! Pero cuál no sería nuestra sorpresa, que al abrir la
puerta nos encontramos con un gran local restaurante donde muchas familias
estaban cenando y estos tres chicos, acompañados de algunos más, formaban la
banda de música gaélica que iba a inundar el ambiente en breves instantes.
Acabamos bebiendo una pinta, a la que nos invitaron, y pasando una entretenida
velada.
¡La
gente irlandesa es la leche!
Además
de la música (de la que puedes disfrutar en cada
local, pub o rincón de la ciudad), la cultura (innumerables
museos como The Hunt Museum o Limerick City Gallery of Art) y el deporte (el Munster es el equipo de rugby de la
ciudad) son parte importante de la vida de Limerick.
Yo
ando buscando mi Leprechaun, debí guardarlo tan bien que no lo encuentro…, y la
verdad, me apetece tener la buena suerte cerca. Aunque para buena suerte,
caerse dentro de una cuba de agua bendecida por los Dioses en una isla de Indonesia…
(He de confesar que soy un poco patosa) pero eso ya os lo cuento en otro
ratito.