Budapest:
Budapest es la capital de Hungría y
su ciudad más poblada.
Budapest es la ciudad de las sorpresas y las
maravillas, llena de secretos por descubrir
donde aburrirse no es una opción. Es una ciudad con muchísima
historia a sus espaldas.
Las familiares y estrechas calles de esta ciudad,
denominada “el
París del Este”, son perfectas para pasear.
Budapest, apodada también “la perla del Danubio”, por el rio que la atraviesa. (El río Danubio es el segundo más grande de Europa, después del
Volga. Atraviesa ni más ni menos que diez países: Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia,
Rumanía, Bulgaria, Moldavia y Ucrania. Por si fuera poco, su cuenca se extiende también por
Italia, Polonia, Suiza, la República Checa, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina,
Montenegro, la República de Macedonia y Albania) En su margen izquierdo está la ciudad
histórica de Buda, en la ribera occidental,
sobre una estrecha meseta de tierra caliza que forma la colina del Castillo, al sur se encuentra el
monte Gellért y al norte Óbuda, la
antigua ciudad de Buda. En su margen derecho, al este, Pest,
de origen más reciente, que se extiende hacia la llanura panónica húngara.
Ambas partes han logrado conservar características propias y diferentes…
*Buda, pertenecía a la Corte de Hungría, por lo
que se convirtió en el centro administrativo del imperio. Era zona de nobles,
artesanos e industria. Buda parece hoy anclada en el pasado, mientras que Pest que siempre fue, sobre todo, una ciudad de
comerciantes, es un animado centro financiero y comercial con modernos
edificios y hoteles. Pero lo cierto es que pasear por las calles empedradas de
Buda es una relajante y recomendable experiencia, una sencilla manera de
olvidarse del mundanal bullicio por un rato.
Para subir la colina del Castillo, es una buena
idea coger el (funicular)
Sikló de Clark Adám Tér, ubicado en el extremo oeste del Puente de
Cadena, en la parte de Buda cuyo paseo os proporcionará unas vistas
espectaculares durante el recorrido. Edificios de diferentes colores pastel con
fachadas decoradas con blasones y otros elementos románticos, góticos o
barrocos, calles adoquinadas y, bajo ellas, cuevas, sótanos, pasadizos, celdas
y manantiales que se extienden a lo largo de más de 1.200 metros, el Laberinto del Castillo de Buda, ahora convertido en
atracción turística, ha tenido muchos usos a lo largo de su historia, por
ejemplo hospital utilizado en las diferentes guerras (Recomiendo que llevéis
alguna chaqueta, ahí abajo hace frio!) Una vez arriba, imprescindible visitar
el imponente Palacio Real (que data del s. XIII
y fue reconstruido después de la II Guerra Mundial), sus tres museos, los restos de la
residencia de los reyes de Hungría, las tumbas
turcas situadas bajo un algarrobo (herencia de ciento cuarenta y cinco
años de ocupación otomana en Buda) La fuente de Matías,
Se
encuentra en uno de los patios del Castillo de Buda. Esta fuente representa una
alegoría de la caza, concretamente el momento en que el rey Matías Corvino (el más justo de los reyes
húngaros), después de un día de caza, se enamora de Ilonka (Elena) y ella de
él, sin saber que era el rey…Vamos, vino a ser, lo que llamamos un flechazo. Se
hicieron amantes y tuvo un hijo con ella, al que reconoció como legítimo, ya
que nunca tuvo hijos con su esposa. Existe el bulo de que si tiras una moneda
(siempre que haya agua en la fuente, a veces está seca, como ocurrió en mi
caso) encuentras el amor verdadero…
Llegamos al antiguo mercado medieval, llamado
ahora, Plaza del Desfile, con el monumento Honvéd (que
conmemora la toma del castillo por los húngaros durante la revolución de 1848) La Calle del Tesoro, El Museo de la Farmacia (donde
podemos visitar una botica del s. XVII y un laboratorio de alquimia. La Iglesia de Matías y,
por supuesto, El Bastión de los Pescadores, un edificio neorrománico
con siete torres que simbolizan las siete tribus magiares (húngaras) que
conquistaron el país. Su nombre viene de la Edad Media cuando la cofradía de
pescadores era la encargada de defender
esta parte de la muralla del castillo. Ahora es un mirador desde donde
puedes observar todo Pest.*En esta zona del castillo, se realiza todos los años, en agosto, el Festival de Arte y Artesanía donde se muestran y se venden piezas de todo tipo, puedes probar comida húngara y flota en el aire música folklórica adornada con bailes populares…En fin, espectacular! Se te contagia la alegría de los lugareños irremediablemente.
*Los habitantes de Budapest, aunque había escuchado,
más de una vez, que eran algo pesimistas y quejicosos, a mí me pareció justo lo
contrario, me sorprendieron con su amor a la vida y su humor positivo. Su
carácter alegre y divertido pero, a la vez, con altas dosis de espiritualidad,
dedican mucho tiempo a la autoeducación. Me llamó la atención su particular
atención por guardan las tradiciones multiseculares de sus antepasados. Muchos
llaman a Budapest la ciudad de bailes y música,
y es cierto que durante el año, en la ciudad, tiene lugar gran cantidad de
fiestas y festivales nacionales. Es por lo que yo creo que no pierden el dinamismo
que les caracteriza y, hoy por hoy, aunque parezca paradójico, su viveza y
alegría está más acentuada que nunca, adaptándose a marchas forzadas a la nueva
situación consumista que es esperanzadora. El
elemento folclórico, como las danza húngaras, las orquestas zíngaras y
el gulasch, es lo primero que vemos los turistas. Los lugareños también gozan
de un habitual modo de vida sano, prima el
deporte, los baños, los masajes… Yo creo que precisamente por esto, los habitantes locales son muy amables, saludan en
todas partes y a todo el mundo, incluso a los desconocidos en el transporte
público, al cruzarse con los ciudadanos o los turistas en la entrada de las
tienda o en las cafeterías…,por la calle al vecindario…ja, ja, es cierto!
Tuve la suerte de alojarme en el Hotel Hilton, aquí en la parte de Buda, un edificio
moderno que contrasta con los restos de la iglesia y la abadía dominicanas con
las que se funde, textualmente, pues las paredes de los pasillos del hotel que
dan a la abadía, son las paredes de piedra de la propia abadía y por los
ventanales, asomas la vista a su patio interior, arrinconado por el hotel,
donde en verano organizan conciertos al aire libre. Lo cierto es que es algo
muy original.
*Los famosos Baños Gellert, en el Hotel Gellert, al
sur de la parte de Buda, cuyo exterior es un buen ejemplo del estilo Secesión
húngaro mientras que el interior, construido en lo que era el antiguo
invernadero del hotel, es de estilo Art Decó, con vidrieras, balcones, columnas
rosas y cerámicas. *Mi paso por allí fue un poco inusual,
pues no dejan visitar las piscinas y jacuzzis vestido, solo en bañador y yo no
llevaba…, no sé cómo lo hice (creo que me colé aprovechando un despiste del
recepcionista) pero me recorrí todo el interior totalmente vestida mientras
miradas confundidas me observaban…, flotaba en el aire un sentimiento de
bienestar único, alguna que otra persona se dejaba masajear por un coloso
magiar de impresionantes bigotes y recias manos untadas en aceite (yo no me
habría dejado, porque me rompe seguro) otros echaban una partidita de ajedrez
flotante…,en fin, me encantó el lugar ¡la próxima vez no se me olvida el traje
de baño!
Pest.
Dejamos el balneario y cruzamos el Puente de la
Libertad, que nos lleva al Mercado Central. El
mercado central (Nagycsarnok) es una de las visitas imprescindibles. Manjares
como: paprika (el pimentón más típico de la cocina de todo el país), salami
húngaro o foie, podemos encontrarlos allí.
Pero también, podemos ir solamente para dar una vuelta y ver el ambiente
y el magnífico edificio de hierro forjado y cristal o para comprar recuerdos
típicos. Pero también, hay que visitar los mercados de
la plaza Lehel y de la calle Fény para probar comida húngara como por ejemplo el lángos (una especie de
pizza hecha con pasta de patata y otros ingredientes)¡riquísima!
En Pest, la reciente edificación ha hecho
desaparecer gran parte de la antigua y
elegante ciudad neoclásica. Pero aun así, es una parte preciosa y muy dinámica.
Ya de lejos, se divisan las dos torres poligonales que flanquean la entrada a la Gran Sinagoga, situada entre la calle Dohany y
wesseleny, la segunda más grande del mundo. Este edificio de aire moruno acoge
el Museo Nacional Judío y el Monumento del Sauce Llorón (en recuerdo de las víctimas
del Holocausto) foto1
Seguimos, siempre hacia el norte, y llegamos a la
Plaza de la Libertad, en cuyo centro se yergue un obelisco que es el único
monumento soviético que permanece en su emplazamiento original. A continuación
llegaremos al
*Parlamento, un
edificio grandioso, a orillas del Danubio, representativo del eclecticismo del
siglo XIX, inspirado en parte en el Parlamento de Londres. Constituye una de
las obras arquitectónicas más notables de Budapest. Sus grandes protagonistas
son Las Joyas de La Corona.
*La ciudad está llena de cafés interesantes,
muchos de ellos históricos, pero en esta calle hay lugares perfectos para hacer
una parada y descansar de la caminata.
Alexandra Book Café, una librería magnífica
en la avenida que en la parte superior tiene un café lleno de dorados, marquetería
y frescos restaurados, en el que a veces se dan conciertos.
El Café Mozart, cuyo ambiente nos
transporta al pasado, donde poder tomar una taza de
“sopa negra” (el café que los húngaros aprendieron a hacer de los
Turcos)
O probar la deliciosa repostería, como el postre
nacional, las palacsintas (crepes rellenas) o rétes, que llegaron de manos de
los otomános, (milhojas relleno de manzana, amapola o queso blanco) el somlói
galusca (pastel esponja)
También está la calle
Váci Utca, ineludible calle peatonal para los turistas aficionados a las
compras y lleva a la Plaza Vörösmarty tér, plaza
amenizada por músicos y pintores a toda hora donde se encuentra el Café Gerbeaud, es el más apreciado de la ciudad,
cuyos pasteles son un deleite para el paladar.
Llegamos a…
La Plaza de los Héroes (donde tendremos el
privilegio de visitar los fantasmas del comunismo) tiene en su centro el
Monumento del Milenario, rematado por el arcángel San Gabriel elevándose al
cielo. Cerca está el zoológico, el Jardín Botánico y el Parque de Atracciones.
Pero también tenemos cerca el famoso restaurante Gundel,
situado en el Bosque Urbano, (este
restaurante es toda una institución) donde el lamento de un violín cíngaro,
aliña nuestra comida con una gota de melancolía y sin darnos cuenta Budapest
práctica sus embrujos en el aire que respiramos, y quedamos prendados para siempre
del romanticismo que flota sobre la ciudad.
Platos típicos:
Los pogácsa (bocaditos salados)
El inevitable Pörkölt (gulasch)
El csülöck (codillo de cerdo)
El Paprikás csirke (pollo al pimentón)
También, el pescado de río es una especialidas de
la cocina húngara: el lucioperca.
Vinos:
Tokaj Aszú (como dijo Luis XIV:” el vino de los
reyes y el rey de los vinos”)
Balatron.
Productos típicos:
Los bordados de Transilvania.
La porcelana de Herend
Los juegos de ajedrez (que reflejan la pasión
nacional por este deporte)
El aguardiente de albaricoque
El salchichón, salami o foie-gras.
Curiosidades:
*Algo divertido y original es descender el río en
barco, con espectáculo de luz y sonido incluido.
*La isla Margarita, el corazón del Danubio, a la que se llega por el Puente Margarita. Es ideal para hacer una excursión romántica, pasar un rato en el balneario Palatinus, visitar las ruinas del convento dominico, o dar un paseo por el jardín japonés y, si es verano, deleitarse con una de las óperas que se representan en el teatro al aire libre.
*Hoteles terapéuticos y de
wellness ofrecen sus servicios de alto nivel para regenerar el cuerpo y el
espíritu cansados, para disfrutar y desconectar, ya era bien conocido en la
época de los celtas, y los romanos El tesoro del agua termal de la parte de
Buda
* También tienen renombre los Baños
Széchenyi, los mayores de Europa(al final de la Avenida Andrasy).
* Otra de las cositas por las que
destaca la capital de Hungría es por su fantástica porcelana, la cual la
podremos encontrar en las tiendas de las tres principales manufacturas de la ciudad:
Zsolnay, Herend y Hollohaza.
*La noche húngara es muy
marchosa. Ahora están en auge los llamados “bares-ruina” o “ruin-bar” en el
barrio de Erzsébetváros y en el Barrio judío, es algo diferente porque son
edificios medio en ruinas reinventados
en locales de música.
*La Basílica de san Esteban es la iglesia más grande de Budapest, con torres neoclásicas flanqueando el pórtico. Desde lo alto de su cúpula podemos disfrutar de una bellísima vista panorámica de Pest.
*Fiestas:
Febrero: Carnaval de Budapest.
Marzo: Festival de Primavera.
Agosto: Festival de verano de
ópera y ballet. Fiesta de Artes y
Oficios. Feria de artes populares.
Septiembre: Festival de vinos.
Octubre: Semana de las Artes de
Budapest.